Preparar nuestras vidas y corazón para alabar y bendecir al Señor con todo nuestro ser, con libertad e inspiración del Espíritu Santo.
Preparar nuestras vidas y corazón para alabar y bendecir al Señor con todo nuestro ser, con libertad e inspiración del Espíritu Santo.
Glorificar a Dios a través de nuestras vidas, ayudando a otras mujeres, en crecer su relación con Dios y ser creyentes maduras, que puedan enseñar y ministrar a otros.
Glorificar a Dios equipando a otros a ser obedientes seguidores de nuestro Señor Jesucristo y ayudando a que puedan enseñar, desafiar y animar a otros.
Glorificar a Dios, guiando a los hermanos a tener una comunión diaria con Dios, lo cual es esencial para alcanzar madurez espiritual y tener una vida de disciplina