“Bendeciré a los que te bendijeren” Promesa de Dios para la descendencia de Abraham.

Es muy notable en estos últimos años el espíritu antisemita que se mueve en el mundo entero. Organizaciones internacionales están minimizando el Holocausto. Por eso quiero compartir la biografía de un hombre casi desconocido pero para muchas personas sobrevivientes del Holocausto judío fue su salvador-

Conocido como el “Schindler salvadoreño” en memoria de Oskar Schindler, alemán de origen checo, que salvó la vida de 1200 judíos que estaban en los campos de concentración.  Oskar Schindler es muy conocido en muchas partes porque viviendo en Alemania, sacaba de los campos de concentración a los judíos cautivos en el último período de la Segunda Guerra Mundial. “La lista de Schindler” una gran película en la que vemos la transformación de un nazi en un rescatador con sus propios bienes.

Pero poco se conoce sobre la hazaña secreta de José Arturo Castellanos de salvar miles de judíos, dándoles nacionalidad salvadoreña, aprovechando su cargo de Cónsul.

Sus padres fueron el general Abelino Castellanos e Isabel Contreras.  Realizó estudios militares en la Escuela Politécnica Militar del Salvador y en Italia.  Desarrolló su carrera militar durante 26 años, y alcanzó el grado de segundo jefe del Estado Mayor General del Ejército de la República del Salvador.

Se casó con María Schuman, de nacionalidad suiza y tuvieron tres hijos.  Fue cónsul general en Liverpool, Inglaterra (1937).  Al año siguiente fue designado cónsul de El Salvador en Hamburgo, Alemania y durante la Segunda Guerra Mundial trabajaba como como cónsul general del Salvador en Ginebra, Suiza.   Estando de acuerdo con el empresario judeo-húngaro György Mandl, ayudó a salvar 40.000 europeos de Europa Central y a los judíos de la persecución nazi dándoles papeles falsos acreditándolos como ciudadanos salvadoreños-

Los documentos obtenidos por intermedio de José Arturo Castellanos ayudaron al rescate de miles de ciudadanos de Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Rumania.

Este “salvador” diplomático tal vez no sea tan reconocido como otros que arriesgaron sus vidas en tiempos peligrosos, para liberar a otros. Suponemos que miles de descendientes de aquellos que él facilitó la salida de ese infierno, le estarán eternamente agradecidos. Mientras visitaba esa nación, me alegró ver una avenida con su nombre. En el año 2010, se lo honró en el Yad Vashem (Memoria) de Jerusalén como JUSTO ENTRE LAS NACIONES.

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