“PUES TODO LO QUE ESTÁ ESCONDIDO TARDE O TEMPRANO SE DESCUBRIRÁ Y TODO SECRETO SALDRÁ A LA LUZ. EL QUE TIENE OÍDOS PARA OIR OIGA, ESCUCHE Y ENTIENDA” San Marcos 4:22/23

 

Vivimos en un tiempo donde es posible ponernos máscaras y a través de las redes sociales, mostrar al mundo algo que no somos. Las mujeres sobre todo a medida que envejecen se hacen tantos retoques aún en las fotos, o perfiles con años juveniles, por no admitir la realidad de quienes son, y de aceptar ser responsables de sus vidas. Las redes sociales son las vidrieras del alma, donde uno ve tantos disfraces, las exposiciones físicas casi de vedettes, sonrisas falsas, poses, fingiendo ser lo que no son. Y no me estoy refiriendo a las mujeres del mundo, se supone que no conocen la verdad.

 

Vamos a ver una historia de una mujer desnudada por Dios, cuando quiso engañar a un profeta. Tristemente era una madre afligida que en lugar de correr a los brazos de Dios como lo hizo la Sunamita en tiempo de Eliseo, aún muerto sabía que Dios podía resucitarlo, tan grande era su fe. Pero nos vamos a enfocar en esta mujer que no sabemos cómo se llamaba, solo dice la Biblia “La mujer de Jeroboam”.

Contexto histórico: En tiempo de la apostasía del rey Salomón, éste vio a Jeroboam como un hombre valiente, esforzado, activo y lo puso como gobernador de la casa de José. Un día el profeta Ahías Silonita le salió al encuentro, y lo ungió como rey de 10 tribus, como un acto profético se sacó el manto y lo cortó en 12 pedazos, le colocó 10, con esta condición: “ A TI TE DARÉ 10 TRIBUS, DICE EL SEÑOR, TE TOMARÉ A TI Y TÚ REINARÁS EN TODAS LAS COSAS QUE DESEARE TU ALMA, Y SERÁS REY SOBRE ISRAEL; SI PRESTARES ATENCIÓN A TODAS LAS COSAS QUE TE MANDARE Y ANDUVIERES EN MIS CAMINOS E HICIERES LO RECTO DELANTE DE MIS OJOS, GUARDANDO MI LEY, COMO HIZO DAVID MI SIERVO, YO ESTARÉ CONTIGO Y TE EDIFICARÉ CASA FIRME, YO TE ENTREGARÉ A ISRAEL (Promesa de una dinastía firme y larga) ( 1 Reyes 11) Dios anticipó la división de Israel, Juda y Benjamín sería otra nación con el linaje de David.

 

Jeroboam había visto y probado el poder de Dios, sin embargo ni bien ascendió al trono, puso Capital en Tirsa, y en su ambición de poder y celos llegó a esta conclusión: El pueblo está acostumbrado a ir a las fiestas sagradas a Jerusalén al templo, yo voy a inventar una religión paralela, en las mismas fechas para que no se me vaya la gente. No confió en lo que Dios le había dicho, y lo mas abominable a los ojos de Dios, hizo hacer dos becerros de oro (deidades egipcias) uno en Bethel, al sur, y otro en Dan, al norte. Ungió a sacerdotes a gente común, incluso él se proclamó sacerdote de esos templos, donde tenía altares, y ofrecía incienso. Arrastró a todo el pueblo a la idolatría, a engañarlos con un sincretismo terrible, les decía: Esto es lo mismo que ir a Jerusalén. Así dice en 1 Reyes 12, “pecó gravemente, pues lo inventó de su propio corazón e hizo pecar también al pueblo”. Por el resto de la historia bíblica quedó como un referente de la impiedad.

 

Así y todo, en una oportunidad que estaba en uno de esos templos, apareció un profeta de Dios, diciendo que ese altar sería destruido, y las cenizas derramadas. Se enojó tanto que quiso golpear al profeta y apresarlo, al gritar PRENDEDLE extendiendo su mano, se secó. Quedó paralizado, de terror, clamó “Te ruego ante la presencia de Jehová TU DIOS, que ores por mí, para que mi mano sea restaurada”, y el varón de Dios oró a Jehová y la mano del rey quedó perfectamente sana. Con una señal así, uno pensaría que cambiaría todas las cosas, y volvería al buen camino, pero su corazón se endureció. Se olvidó por completo de Ahías el profeta, quedó abandonado y ciego en Silo, donde antes había estado el tabernáculo, pero su espíritu estaba siempre en contacto con su Dios, quien le daba tremendas revelaciones, como veremos que Dios no necesita ojos físicos para las visiones celestiales.

INTRODUCCIÓN:

PECAR CONTRA LA LUZ es PREVARICATO: Término legal de conocer la ley, desobedecerla a sabiendas las consecuencias. Lectura 1 Reyes 14.NTV.

Profecía de Ahías contra Jeroboam

1En ese tiempo, Abías, hijo de Jeroboam, se enfermó gravemente. 2Por eso Jeroboam le dijo a su esposa: «Disfrázate para que nadie se dé cuenta de que eres mi esposa y ve a ver al profeta Ahías en Silo, el hombre que me dijo que yo sería rey. 3Llévale de regalo diez hogazas de pan, algunos pasteles y un frasco de miel, y pregúntale qué le sucederá al niño».

4Entonces la esposa de Jeroboam fue a la casa de Ahías en Silo. El hombre ya era anciano y no podía ver; 5pero el Señor le había dicho: «La esposa de Jeroboam vendrá aquí haciéndose pasar por otra persona. Ella te preguntará acerca de su hijo, porque está muy enfermo. Dale la respuesta que yo te doy».

6Así que, cuando Ahías oyó los pasos de la mujer en la puerta, le dijo: «¡Entra, esposa de Jeroboam! ¿Por qué te haces pasar por otra persona?». Luego dijo: «Tengo malas noticias para darte. 7Llévale a Jeroboam, tu esposo, este mensaje del Señor, Dios de Israel: “Yo te saqué de entre la gente común y te hice gobernador de mi pueblo Israel. 8Le arranqué el reino a la familia de David y te lo entregué a ti; pero tú no has sido como mi siervo David, quien obedeció mis mandatos y me siguió con todo el corazón y siempre hizo lo que yo quería. 9Tú has hecho cosas más malignas que todos los que vivieron antes de ti. Te has hecho otros dioses y me has enfurecido con tus becerros de oro. Como me has dado la espalda, 10traeré desastre sobre tu dinastía y destruiré a cada uno de tus descendientes varones, tanto esclavos como libres, en todo Israel. Consumiré tu dinastía real como se quema la basura, hasta que toda haya desaparecido. 11A los miembros de la familia de Jeroboam que mueran en la ciudad, se los comerán los perros y a los que mueran en el campo se los comerán los buitres. Yo, el Señor, he hablado”».

12Después Ahías le dijo a la esposa de Jeroboam: «Regresa a tu casa y cuando entres en la ciudad, el niño morirá. 13Todo Israel llorará su muerte y lo enterrará. Él será el único miembro de tu familia que tendrá un entierro apropiado, porque este niño es lo único bueno que ve el Señor, Dios de Israel, en toda la familia de Jeroboam.

14»Además, el Señor levantará un rey sobre Israel que destruirá a la familia de Jeroboam. Esto sucederá hoy, ¡ahora mismo! 15Luego el Señor sacudirá a Israel como la corriente agita los juncos. Él desarraigará a los israelitas de esta buena tierra que les dio a sus antepasados y los esparcirá más allá del río Éufrates,14:15 En hebreo del río. porque ellos han enfurecido al Señor con los postes (pirámides fálicos) que levantaron para rendir culto a la diosa Asera. 16Él abandonará a Israel, debido a que Jeroboam pecó e hizo que Israel pecara con él».

17Entonces la esposa de Jeroboam regresó a Tirsa, y el niño murió en el momento que ella atravesaba la puerta de su casa. 18Todo Israel lo enterró y lloró su muerte, tal como el Señor había prometido por medio del profeta Ahías”

  • Desprecio por Dios, pero en la pena por su primogénito, heredero al trono, quiso usar a Dios a sabiendas…el profeta que me dijo que iba a ser rey de este país. Pensó comprarlo con regalos, y que una vez más le iba a decir cosas agradables, y hacer un nuevo milagro. Como muchos buscan solo a Dios cuando están en apuros. Sabía bien que sus ídolos eran inoperantes.
  • La esposa se prestó al engaño, disfrazándose, para que nadie la reconozca en el camino, y engañar al profeta como una pueblerina. Pensó que el profeta era un curandero, adivinando el futuro, dando esperanza que sanaría. Un matrimonio confabulado. LA “Disfrázate para que nadie se dé cuenta que eres mi mujer” “Cuando ella llegó trató de hacerse pasar por otra persona, pero Ahías le dijo: Entra esposa de Jeroboam, ¿Por qué tratas de engañarme? Tengo malas noticias para ti” En la Vrs, 1960 “¿Por qué te finges otra?
  • Conocer a un Dios Omnisciente: Una publicidad de Navidad de otros años decía de Papá Noel, él todo lo sabe y todo lo ve de ti. Qué mentira más grande…cómo una persona puede ser tan despreciable y cobarde, de usar a su mujer, Jeroboam sabía cuan lejos estaba de la Palabra regidora, a la que debía apegarse, para gozar de las bendiciones de Dios prometidas, pero prefiere esconderse de Dios, y manda a su mujer, pero ni bien oyó los pasos, dijo ENTRA ESPOSA DE JEROBOAM. Me imagino la impresión. Él ya sabía todo, a qué venía, qué quería escuchar, Pobre mujer, no dijo una sílaba, cuando recibió la trágica respuesta: Su niño moriría, y el fin espantoso de su dinastía, y el final de la nación, en la cautividad a Asiria, que sucedió puntualmente el año 721AC. La justicia divina lo explica así “los iba a sacudir como las cañas se agitan en las aguas”. Hasta hoy las 10 tribus, no se sabe dónde están en este planeta.
  • Cumplimiento exacto de la Palabra de Dios: En silencio regresa a su casa angustiada; ni bien pone los pies en su palacio de Tirsa, el niño murió. ESE NIÑO INOCENTE ERA LO ÚNICO BUENO Y PURO EN ISRAEL, POR ESO TODO ISRAEL LO LAMENTÓ.
  • Lecciones de esta trágica historia:

Aprendemos que nadie se puede burlar de Dios, él no es Papá Noel de fantasía, ni es un ídolo a quien se lo busca solo cuando estamos desesperados. “Pero nosotros adoramos frente a un trono eterno, alto y glorioso, ¡Oh! Señor tu eres mi esperanza en el día de la calamidad y mis alabanzas son sólo para Ti” (Jeremías 17) cuando sabía que vendrían tiempos difíciles.

 

Aprendemos que no debemos confabularnos con nadie para engañar a un siervo de Dios, todas las mentiras tarde o temprano se descubren.

 

Aprendemos a tener nuestra identidad en Cristo, no aparentar ser alguien que no somos. En nuestra sociedad hay mucha competencia, aun entre siervas de Dios, o querer autoengañarnos de ser lo que no somos, Dios nos creó para su alabanza y gloria: “No fuiste creada por accidente, no fuiste producida en masa, no eres un producto ensamblado por casualidad. Fuiste planeada deliberadamente, dotada específicamente y posicionada en la tierra por un Maestro artesano”  (Max Lucado). Nos ama con amor eterno, no importando el color de piel, ni la posición social. Deja de tratar de ser otra persona, sé genuina, fuerte, llena de fe, obediente intransigente con el pecado y la mentira.

 

Aprendemos que el pecado siempre trae consecuencias nefastas. Saquemos todas las máscaras, delante de Dios y de la gente. Seamos íntegras, honestas, que nuestro adorno sea interno, el del corazón en incorruptible ornato de un espíritu afable, apacible, que es de grande estima delante de Dios, conducta casta y respetuosa, que se destaque por la piedad, es lo que nos enseña el apóstol Pedro.

 

Conclusión:

             “¿Qué es el pecado?

Es la gloria de Dios no honrada.

La santidad de Dios no reverenciada.

La grandeza de Dios no admirada.

El poder de Dios no alabado.

La sabiduría de Dios anhelada.

La belleza de Dios no atesorada.

La bondad de Dios no saboreada.

La fidelidad de Dios no estimada.

Los mandamientos de Dios no obedecidos.

La justicia de Dios no respetada.

La ira de Dios no temida.

La gracia de Dios no apreciada.

La presencia de Dios no reconocida.

La Palabra de Dios burlada.

La persona de Dios no amada” (Jhon Piper)

 

No hay que aclarar más.

 

 

Lidia L. Masalyka

llmasalyka@gmail.com

 

 

 

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